lunes, 6 de marzo de 2017

¡NO HABÍA NADIE! (2)



¡NO HABÍA NADIE EN EL COLE!

Cuando llegué al cole a las 9 menos 10, no había nadie.
Estaba súper nervioso, me puse a buscar por todos lados: en el comedor, en el aula, en la sala de profesores, y nada, no había nadie y parecía que no iban a aparecer.

Llegaron las 12 y no aparecía nadie. Mientras yo rastreaba las clases encontré un papel con una especie de moco gelatinoso que decía: “Entregadnos nuestros cuerpos o sufriréis las consecuencias”
Me quedé de piedra. ¿Quién podía haber escrito esa carta? Y ¿por qué nos comunicaba  que les devolviéramos sus cuerpos?
Seguí buscando y encontré otra vez moco amarillento, y además ¡Un portal de acceso a otra dimensión! Me daba miedo cruzarlo, pero si quería volver a ver a mis amigos y amigas convenía que cruzase el portal y afrontara lo que me esperaba. Una vez dentro aparecí en un sitio peculiar; había cascadas de chocolate, puentes de algodón de azúcar y un millón de cosas más de gominolas y dulces. Aquello parecía un país de gominola.
Mientras iba andando encontré un río  de chocolate, me subí a una barca de turrón y dejé que el río me transportara.
A lo lejos divisé lo que podría ser un castillo de gominolas y me dirigí hacia allí.
Llegué hasta la muralla. La puerta estaba cerrada y lógicamente no iba a llamar  esperar que me abrieran , por lo tanto me tocó hacer parkour, hice un giro de 360 grados, salté el muro de 20 metros y caí de pie.
Haciendo el menor ruido posible me colé dentro del edificio, vi cámaras de seguridad y me fui escondiendo y esquivándolas para que no me localizaran. Mientras iba por un pasillo me crucé con un guardia de seguridad, ¡y era un ser de gominola! Para que no me delatara me lo comí (estaba muy rico).
Mientras llegaba a la torre central oí un ruido muy extraño, era como un chapoteo. Descubrí que no era más que una gotera de caramelo fundido.
Mientras subía unas escaleras de  galleta de chocolate oí un murmullo detrás de una puerta acorazada con chocolate; de repente se abrió la puerta y me escondí in extremis  debajo de un mueble de madera de regaliz. Me fijé en que era el rey y tenía una corona con guindas en las 5 puntas.
Se dirigía a la parte más oscura y siniestra del castillo.
Le fui siguiendo y resultó ser el calabozo. Oí unas voces muy familiares.
¡Eran mis compañeros y profesores! Por fin les había encontrado, aunque aún tenía que salvarlos.
Se me ocurrió una idea: llamar la atención del rey e intentar que me atrapara, entonces le tiraría al suelo y le quitaría las llaves, en aquel momento me limité a hacerlo. Pero llamó a los refuerzos y empezaron a venir docenas y docenas de guardias y me acorralaron.
Hablé con ellos sobre por qué habían secuestrado a todos y me respondieron al unísono:
“Vosotros en vuestro mundo nos extraéis el alma del cuerpo y os coméis nuestro cuerpo de gominola, y ahora nosotros vamos a hacer lo mismo”
Yo me quedé pasmado ¡Querían comernos! Me puse a dialogar pacíficamente con ellos y acordamos no comer más gominolas y devolverlas a todas su alma.
Entonces liberaron a todos. 

Cuando nos dirigíamos hacia el portal el rey apareció de la nada y me dijo:
“Hijo despierta que llegas tarde al cole”
Entonces me di cuenta de que todo había sido un sueño. Fui al cole como un día normal y no había nadie, entonces me puse a buscar por todos los lados y cuando estaba a punto de irme a casa aparecieron todos dándome un susto gritando “sorpresa” y entonces me di cuenta de que era mi cumpleaños y se me había olvidado. 

Relato realizado por DAVID MARTÍNEZ

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