En un
pequeño pueblo llamado Bistos no quería participar nadie. Un joven, llamado Margor, se presentó
para salvar su pueblo. Tenía unos 16 años su pelo era negro, sus ojos azules y era muy
alto. Con su espada de hierro fino había
practicado mucho para el día del torneo del Reino.
En la
primera prueba era pasar un profundo bosque con muchos peligros; los que la pasaran se enfrentarían a la siguiente prueba. Antes de empezar conoció a dos compañeros:
Estela, una joven muy luchadora y que manejaba el arco genial, tenía 14 años,
después, otro joven llamado Jorge que
empuñaba una lanza muy puntiaguda y un escudo, él tenía 18 años, e hicieron una
alianza y se hicieron muy amigos. En esa prueba les pidieron a todos que
devolvieran sus armas.
La prueba
empezó. Salieron todos corriendo, algunos empujaban y tiraban a los demás.
Margor y sus amigos eran honestos y lo que hacían era esquivar los empujones.
Entonces empezaron los peligros, algunos competidores se hundieron en arenas
movedizas, a otros les atraparon unos
árboles vivientes y a otros les atacaron unos pájaros gigantes. Jorge se
tropezó con una rama y Margor le ayudo a
levantarse. Casi a terminar a nuestros protagonistas les atacaron unos pájaros.
Todos se agacharon y entonces cuando
pasaron de largo aprovecharon para llegar a la meta. Ahora tenían que
prepararse para la siguiente prueba, entraron 200, ya solo quedaban 50 personas.
La siguiente
prueba era traer tres cabezas de Glubis (una raza de monstruos pequeños muy
peligrosa) por persona. Los monstruos se encontraban en una cueva. En esta
prueba podemos utilizar nuestras armas. Nos adentramos todos en la cueva, cada
uno iba por su lado, menos Margor y sus compañeros. En esa oscuridad profunda
parecían que les observaban. Cuando parecía que no les iban a encontrar oyeron
un ruido, entonces desde los arbustos salieron 9 Glubis. ¡Les habían tendido
una emboscada! Se guardaron las espaldas en posición de guardia. Margor les
dijo “Acabemos con ellos y cojamos sus cabezas.” Algunos Glubis saltaban hacia
ellos, estos se defendían como podían. Cuando casi acabaron con todos, uno de
ellos se escapó por unos arbustos, otro
le intentó seguir, pero Estela le lanzó una flecha a su cabeza pequeña.
“¡Jolines se nos escapó uno!” Exclamó Jorge. Se escuchó unas fuertes pisadas.
Apareció el Glubi Rey. Les sacaba a cada uno 3 metros. Con su maza gigante
repleta de pinchos y su armadura de oro macizo le hacían un duro oponente. Margor
comentó “esta cabeza también valdrá, verdad”. El Glubi intentó aplastarles con
su maza. Jorge aprovecho que los pinchos se aferraron al suelo para
rajarle el brazo con su lanza y el Glubi
le golpeó con su otra mano, Jorge lo bloqueó con su escudo, pero el golpe le
tiró al suelo. El Glubi empezó a sangrar en la herida. La sangre era de color
morada. Estela empezó a arrojar flechas a la espalda y el monstruo se dirijo
hacia Estela para embestirla. Margor la empujó para apartarla. Margor empezó a
escalar por su espalda y le clavó la espada en la cabeza. El monstruo se cayó y
Margor saltó de la cabeza y aterrizó en el suelo.
Metieron las
cabezas en un saco y salieron de la cueva. Al marchar se encontraron a una gran
multitud animándoles, ¡habían acabado
con el Rey Glubi! Ahora la raza de los Glubis no les molestara más.
La última
prueba era acabar con el monstruo Martigulo. Ya solo quedaban 10 participantes.
La bestia se localizaba en el alto de
una montaña llamada “La Montaña De La Muerte Segura”. En ella se hallaba un
montón de peligros. Por suerte la montaña se podía subir en unas escaleras.
Todos
empezamos a subir, esta vez todos juntos. Hacía un calor abrasador. De repente
alguien piso un escalón trampa y la escalera se derrumbó.
Margor se encontró en una cueva con sus dos
compañeros. Avanzaron hacia el frente hasta que vieron una luz. Ya casi estaban
fuera, pero antes de salir unas arañas gigantes les atacaron, eran 3,
intentaban aplastarlos con sus grandes patas. Margor le cortó una pata a una
araña que intentaba atravesarle el
corazón. La araña lanzó un chillido. Entonces Estela le disparó dos flechas en sus dos grandes ojos y cayó
derrotada. La otra araña trepaba por arriba intentando atraparles arrojando sus
telarañas hacia ellos. Jorge le lanzo su lanza y le cruzó el corazón. La última
estaba enfadada y lanzaba veneno. Margor y Jorge avanzaban hacia la araña
mientras Estela proyectaba sus flechas. Una alcanzó su pecho y la araña se
desprotegió y Margor y Jorge clavaron sus armas en sus ojos y cayó.
Al final de
la montaña encontraron un dragón con
unas escamas de oro y una larga cola, parecía muy ágil, ya que se movía en
curvas. Se escondieron detrás de una roca para planear el plan. Margo miró para
observarle mejor y exclamó: ¡Ahí esta! Y el dragón se giró y avanzó para
inspeccionar. Estela le dijo a Margor: ¿Qué te pasa? Y Margo le respondió que
su punto débil era que en la cola tenía una diana. El dragón se aproximaba, los
jóvenes se prepararon para luchar. Cuando se iba a asomar el dragón para mirar
en la roca Margor le atacó con la espada
y rompió una escama pero no le hizo daño. Corrieron para esconderse y Margor le pidió a Estela
que disparara a la diana mientras Jorge y Margor le distraían. Llamaron su
atención y el dragón les lanzó una bola de fuego y Jorge se puso delante para defender el
golpe. Mientras Estela intentaba apuntar
a esa lombriz veloz. Margor intentaba hacer que se detuviera y entonces
le dijo a Jorge que dispara su lanza al agujero para que se parara. Esperó para
que se acercara, en el momento se agacho y
cuando el hueco pasó delante suyo le clavó con fuerza la lanza y se paró
chillando en el cielo, entonces Estela disparó a la diana. El dragón fue derribado y rodando montaña abajo. Al
ganar los tres jóvenes hicieron un triunvirato y sus tres pueblos se juntaron y formaron la capital.
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